Arribé
a Portovenere, un pueblo pesquero de la costa de la Liguria , con unas pocas
instrucciones que me dio una amiga: como llegar, donde comer y un sitio para
visitar: el pequeño cementerio en lo alto: - Que a mi me entierren sin duelo, entre la playa y el cielo, quiero
tener buena vista- me dijo recordando a Serrat. Confieso que me resultó un
comentario algo altisonante pero me dispuse a comprobarlo. Chiuso, indicaba un cartel en la entrada (resulta llamativa la
cantidad de cosas que é chiuso –están
cerradas- en Italia, por los más diversos motivos). No obstante por lo que se
entreveía no pude menos que coincidir con mi amiga: la vista al mar, solo
recortada por la silueta de la Iglesia San
Pedro y el murmullo de las olas en un arrullo eterno eran una invitación a la
reflexión más profunda. No casualmente tantos poetas y escritores se dieron
cita en esta bahía, hoy bautizada Golfo dei Poeti, entre ellos: Dante
Alighieri, Lord Byron, Percy Shelley,
Mary Shelley,
George Sand,
Margarithe Durás y Cesare Pavese, de quien transcribo este poema:
Demasiado
mar. Ya hemos visto bastante mar.
Al
atardecer, cuando el agua se extiende, pálida y diluida en la nada,
mi
amigo la contempla mientras yo lo miro, ambos en silencio.
Por
la noche nos encerramos en el fondo de una cantina, aislados por el humo, y
bebemos.
Mi
amigo sueña (son un poco monótonos los sueños junto al rumor del mar)
donde
el agua es tan sólo un espejo, entre una y otra isla,
de
colinas jaspeadas de flores salvajes y cascadas.
Su
vino es así. Se contempla en el vaso levantando verdes colinas en el llano del
mar.
Me
gustan las colinas y lo dejo hablar del mar
porque
su agua es tan clara que muestra hasta las piedras.
Mirando
las colinas me llenan cielo y tierra
con
las líneas seguras de sus flancos, cercanas o distantes.
Sólo
las mías son abruptas, surcadas de viñas fatigadas en un suelo quemado.
Mi
amigo las acepta y las quiere vestir con flores y frutos salvajes
para
descubrir, riendo, muchachas más desnudas que los frutos.
No
sucede; en mis más escabrosos sueños no falta una sonrisa.
Si
madrugamos mañana, estaremos de camino hacia aquellas colinas;
podremos
encontrar en las viñas una muchacha morena, tostada por el sol
y
comenzando la conversación, comerle un poco de uva.
TROFIE
Al PESTO
El pesto, que en el dialecto ligur se pronuncia pestu, es un condimento o salsa típica originaria de la Liguria.
Su ingrediente principal es la albahaca
picada, a la que se agrega ajo y piñones
molidos y se lo adereza con queso parmesano y/o queso de oveja pecorino. La
palabra pesto viene del genovés pestare, significa machacar o moler en
un mortero, así es como se lo prepara según la forma tradicional.
El trofie (o trofiette)
es un tipo de pasta
típica de la Liguria , caracterizada por su peculiar forma rizada y
su tamaño fino y corto. El nombre parece derivar de strufuggiâ, que en
Ligur significa ‘frotar’, por el movimiento necesario para amasarlos a mano.
Actualmente se producen industrialmente lo que ha extendido su uso.
INGREDIENTES cuatro personas
Trofie 400 grs. (como opción se pueden
utilizar por similares los Casereccia)
Albahaca un atado
Piñones 100 grs.
Ajo
Queso parmesano rallado 100 grs.
Aceite de oliva
MODO DE PREPARACION
Hervir la pasta en abundante agua con
sal a gusto hasta el punto deseado. Para el pesto picar la albahaca, los
piñones y el ajo, colocarlos en un mortero y machacar agregando el aceite
formando una pasta algo grumosa (o utilizar un mixer cuidando que los
ingredientes no lleguen a licuarse
totalmente). Agregar el queso rallado y mezclar en una fuente o sartén con la
pasta.