Mi
infancia son recuerdos de un patio de Sevilla
y un
huerto claro donde madura el limonero
Antonio
Machado
El lema de la ciudad, presente en el
escudo, es «NO8DO»,
donde el 8 presenta la forma de una madeja
de lana. La tradición popular lo lee como «No madeja-do», lo que querría decir «No me ha dejado»; se trata de una tradición
sin base documental y que tiene su origen en Argote de Molina (1588). El lema se
interpreta como una supuesta referencia a la lealtad que mantuvo la ciudad a Alfonso X el Sabio en la guerra contra su hijo Sancho en el siglo XIII
Sevilla, en la segunda mitad del siglo XVI.
Alonso Sánchez Coello.
La llamada Carrera Oficial, la zona de
la ciudad por la que pasan todas las cofradías, comienza en la plaza de la Campana y sigue por calle
Sierpes, plaza de San Francisco y avenida de la Constitución , para
entrar a la Catedral
de Sevilla realizando la
Estación de Penitencia.
Los sevillanos, acompañan durante el itinerario
a las imágenes en sus pasos, vestidos de nazarenos, portando cirios, cruces y
otros elementos propios de las distintas
hermandades. Se trata de una fiesta de tradiciones arraigadas y que
mueve la pasión.
Los
que ya se fueron... y los que no pueden venir. ¿Qué mayor penitencia que no
poder ir a ver las cofradías? Me lo dijo un viejo sevillano enfermo, postrado
en su cama, sin poder salir de su casa:
- Esto sí que es penitencia, no poder ir al Barrio León a ver mi cofradía de San Gonzalo...
¡Benditas televisiones y radios locales que acercáisLa Campana a los penitentes
de la callada cruz de la enfermedad! ¡Benditas emisiones por Internet que le
llevan su Soledad de San Buenaventura al soldado que está en misión de paz en
tierra extraña, que ésos sí que son suspiros de España, los dolorosos suspiros
de Sevilla! […]
- Esto sí que es penitencia, no poder ir al Barrio León a ver mi cofradía de San Gonzalo...
¡Benditas televisiones y radios locales que acercáis
Sevillanos
fieles a sus sentimientos en la distancia. y que como los banderilleros de
Belmonte miraban durante la temporada americana el reloj que no había dejado de
marcar el meridiano de Triana y, sacándolo del bolsillo del chaleco, comentaban
"Pues en la calle San Jacinto ya tiene que estar Enrique empezando a freír
los pavías", ellos, calculando horas, con la nostalgia como penitencial
cinturón de esparto con su traje de ejecutivos o su parca de estudiantes,
mientras añoran la claridad sin fecha de Sevilla, se van diciendo:
- Pues el palio de San Esteban ya tiene que estar entrando en la Campana...
- Ahora irá el Cristo de los Estudiantes por la esquina de Trifón, camino de la Campana...
- ¡Cómo tiene que estar de gente a estas horas la calle Tetuán volviendo conla Virgen del Dulce Nombre!
- Pues el palio de San Esteban ya tiene que estar entrando en la Campana...
- Ahora irá el Cristo de los Estudiantes por la esquina de Trifón, camino de la Campana...
- ¡Cómo tiene que estar de gente a estas horas la calle Tetuán volviendo con
-
Ya estará Pilatos en San Benito, presentándole a Cristo la mejor Calzada que
hubo en el Imperio Romano... […]
El
sevillano es un quinto evangelista que movido por su fe, dejándose ir en la
tradición de la ciudad, sin darle la menor importancia, imparte supremas
lecciones de Teología. Viendo cofradías pueden escucharse clases magistrales en
la callejera Facultad de Teología Popular. En la calle Aduana, cuando pasaba
esa Pietá baratillera que no la mejora ni Miguel Angel, aprendí una de estas lecciones de un sevillano
anónimo. Le explicaba a un forastero preguntón:
- ¿Que por quéla Semana
Santa aquí no es triste? Pues porque hemos visto muchas veces
esta película, usted. Siglos la llevamos viendo. Y sabemos que termina bien.
Vamos, divinamente, porque es cosa de Dios. Sabemos que aunque lo pase muy
malamente, al final, el bueno, el Muchacho, el Hijo de la Señora Guapa , gana y
se sale con la suya, que es morir para salvarnos. Y que después, además,
resucita el Domingo: en Santa Marina concretamente. Y si sabemos que la
película tiene un final feliz, ¿a qué ponernos tan tristes y tomarnos las cosas
por la tremenda como en Castilla? ¿Latigazos dice usted? Se los daban antes los
hermanos de sangre, pero cuando se enteraron de que en esta película siempre
gana el Muchacho y nos salva, decidieron dejar las disciplinas y aquí los
latigazos, desde entonces, nada más que son de tinto y pescao frito...[1]
- ¿Que por qué
GAZPACHO ANDALUZ
El gazpacho originario se elaboraba ya
en la época del al-Ándalus (el territorio ibérico con
dominación musulmana durante la Edad Media )
y los ingredientes eran pan en migas, ajo, aceite de oliva, vinagre, sal
y agua. La primera referencia a esta sopa fría
es en el libro
“Tesoro de la Lengua Castellana
o española” de Sebastián de Covarrubias y Orozco, editado en 1611.
Se describe su origen humilde, de “segadores
y gente grosera” que decidieron “poner el nombre como se les antojó” a este
preparado cuya base era el pan remojado. El tomate, que hoy distingue a la
preparación, fue incorporado recién a
principios del siglo XIX. Actualmente el gazpacho andaluz lleva tomates,
pepinos, pimiento verde y ajo; el pan y un buen aceite de oliva y vinagre
porque como bien dice el refranero popular: «Con
mal vinagre y peor aceite, buen gazpacho no puede hacerse»
INGREDIENTES para seis personas
Tomates maduros siete u ocho, unos
1.200 grs.
Pepino uno mediano
Pimiento verde tipo italiano uno
Pan duro 100 grs.
Aceite de Oliva virgen extra unos 200
cc.
Vinagre de Jerez (opción de vino) unos
50 cc.
Agua fría 300 cc. y sal.
MODO DE PREPARACIÓN
Trocear las verduras, salar y licuar
con el aceite, el vinagre, el ajo y el agua. Pasar la preparación por un chino
o colador. Servir bien frío.
ACOMPAÑAMIENTO SUGERIDO: servir en
cazuelas individuales y por encima unos cubitos de cebolla morada y unas
virutas de jamón crudo. Decorar con hojas de menta fresca.