El buen soldado Švejk es una novela
satírica
inacabada del escritor checo Jaroslav
Hašek publicada en 1921 y 1922, está considerada la más importante
novela escrita en checo (ya que el escritor más conocido universalmente, Franz
Kafka, lo hacía en alemán). He aquí un
fragmento:
Es posible – Švejk prosiguió
con su previsión sobre el futuro de Austria– que en caso de guerra con Turquía
nos ataquen los alemanes, porque éstos y los turcos se ayudan. Unos y otros son
unos canallas tan malnacidos como en todo el mundo no encontraríamos otros.
Pero nosotros nos podemos aliar con Francia, que desde 1871 odia a Alemania. ¡Y
hala!, ¡Guerra!, y habrá una guerra que Dios nos ampare.
Bretschneider se levantó y
dijo solemnemente:
–No hay nada más que
decir. Acompáñeme al corredor, tengo que decirle una cosa.
Švejk siguió al agente al
corredor, donde le esperaba una pequeña sorpresa: su compañero de mesa le
mostró el águila, la insignia de la policía, y le comunicó que lo detenía y que
se lo llevaba enseguida a la prefectura. Švejk intentó explicarle que se
trataba de un error, que él era
completamente inocente, que no había pronunciado ni una sola palabra que pudiera
ofender a nadie.
Bretschneider le replicó,
sin embargo, que había cometido varios delitos, entre ellos el de alta
traición.
Entonces volvieron a la
taberna y Švejk le dijo al señor Palivec:
–Cóbrame cinco cervezas,
una salchicha y un panecillo. Y ponme un aguardiente. Me voy detenido.
[…]De manera que Švejk se
fue de la taberna del Cáliz en compañía del agente y, una vez en la calle, le
preguntó con su cara siempre iluminada por una sonrisa bondadosa:
- ¿Tengo que bajar de la
acera?
- ¿Por qué?
- Pensaba que por estar detenido
ya no tenía derecho a caminar por la acera.
Praga tiene una larga y oscura relación con los servicios secretos y las
diversas policías “políticas”, leí que hasta no hace mucho la gente se cuidaba
de hablar por teléfono celular en el
transporte público. La ciudad que conocí distaba mucho de la imagen que tenía
de las escenas de la Guerra Fría,
sin embargo una muestra de esos tiempos me invadía cuando cruzaba mirada con el personal de seguridad
de los comercios o con los custodios de la entrada a los monumentos que daban a
entender, por presencia y por modo, que
conservaban ciertas viejas costumbres.
- La vista del Puente de Carlos con un poco de bruma bien vale una
visita a Praga- me dijo un amigo una vez
y yo cumplí. Como buen turista toqué la estatua de San Juan Nepomuceno porque
cuentan que así uno vuelve, la toqué dos veces, para estar seguro.
Una
de las partes de despiece del cerdo, el codillo o “jambonneau”, se aprovecha
para hacer diversas preparaciones. El codillo de cerdo está ubicado entre la
unión de los dos huesos de la pata donde se forma el codo; tiene un sabor fuerte,
muy aromático, contiene abundante grasa y cuando se prepara es necesario
cocerlo durante bastante tiempo. De las formas de cocinar el codillo en la República Checa
he seleccionado esta modalidad de doble cocción, plato muy popular en los
restaurantes de Praga, se lo puede acompañar con alguna preparación con papa o con ensalada, pepinillos, ajíes en
vinagre, coleslow (ensalada de col americana) y mostaza.
INGREDIENTES (para dos personas)
Codillo de cerdo dos unidades
Zanahoria una
Cebolla una
Mostaza una cucharada
Tomate concentrado (o salsa
ketchup) una cucharada
Cerveza negra medio litro
Pimienta negra
molida, tomillo fresco (opcional) y sal
MODO DE PREPARACION
Cortar en rodajas las zanahorias y la cebolla en gajos.
Poner a freír los vegetales en una olla o cazuela. Cuando la cebolla se
transparenta agregar la mostaza y el tomate. Luego la cerveza negra, el resto
de los condimentos y sumergir los codillos. Cuando rompa el hervor bajar el
fuego y cocinar media hora con tapa (si los codillos son grandes, tres cuarto
de hora). Darlos vuelta y cocinar media hora más. Poner el horno a temperatura alta.
Retirar los codillos de la olla y cocinarlos al horno, untados con un poco de aceite, unos veinte minutos o hasta que se doren.
Colar el líquido de la olla, calentar y
reducir. Retirar del horno los codillos.
Embeber los codillos con el líquido . Servir en una tabla con borde o plato
junto a unas hojas de ensalada crespa y morada, unos pepinillos y ajíes en
vinagre. En una pequeña cazuela colocar mostaza y en otra el coleslow (cortar
fino repollo crudo y zanahoria rallada, agregar mayonesa y limón)
BEBIDA
SUGERIDA: Cerveza tipo Pilsen