jueves, 4 de octubre de 2018

BUEU: EMPANADA GALLEGA


BUEU
-por Patricia De Carolis-

...soberbios paisajes,
aromas y amaneceres,
la lluvia tenaz y la pobreza digna.
La hospitalidad.
Eso es para mi Galicia…



ESCUDO DE BUEU: La nave,  un Bergantín  con las velas desplegadas, representa la estrecha vinculación de Bueu con el mar.





No es fácil aterrizar como un marciano en una pequeña comunidad gallega, instalarse y empezar a armar la vida con ellos. En cuanto pude deshacer mis valijas, ponerme un piloto (que no abandonaría en 3 años) y salir a la calle de ese pueblo  supe que si quería vivir allí tenía que descubrir a sus mujeres. A través de ellas conocí el mudo interior, la cocina, la fe y la brujería.
En contra de la creencia general yo las entiendo  libres y organizadas, mantienen su nombre de soltera al casarse, compiten mano a mano en el trabajo y no sólo manejan sus familias, sino que con frecuencia también las mantienen. Son más interesantes que la mayoría de los hombres, pero eso no quita que vivan en un patriarcado sin atenuantes. Los hombres tienen el poder económico y político, que se pasan de unos a otros, como una carrera de postas, mientras las mujeres, salvo excepciones, quedan marginadas.
En síntesis, es una región machista: es tanta la testosterona flotando en el aire, que es un milagro que a las mujeres no les salgan pelos en la cara. Ellas son cómplices del machismo: educan a sus hijas para servir y a sus hijos para ser servidos. Las chicas modernas se rebelan, por supuesto, pero apenas se enamoran repiten el esquema aprendido, confundiendo amor con servicio.
Lo que indiscutiblemente  queda en el ámbito exclusivo de las mujeres  es la brujería (meigas contra bruxas) [1]  y la cocina. Los varones no cocinan, no hacen maleficios ni los deshacen.
Son religiosos, aunque su práctica tiene mucho más de fetichismo y superstición que de inquietud mística o conocimiento teológico. Las manifestaciones de fe son impresionantes, convocados por la Iglesia salen millares y millares de jóvenes en largas procesiones, con velas y flores, alabando a la Virgen María o pidiendo por la paz a voz en cuello, con el mismo entusiasmo con que en otros países chillan en los conciertos de rock. A los muertos se los lleva a mano cuesta arriba hasta la iglesia para que participen de su propia última misa, aun hoy, aun con 30 grados de temperatura y seguido a pie por todo el pueblo
Son muy tradicionales con la comida, las novedades modernas les parecen desabridas. Es que realmente competir con sus mariscos es muy difícil. Les gusta comer con las manos, la idea de los cubiertos es relativamente nueva y la de los estrictos modales en la mesa todavía más, ambas corresponden a una cultura que se relaciona con el mundo a través de la vista y tiene una extraña desconfianza por los otros cuatro sentidos, sobre todo el del tacto […]
Galicia es un “país” de sentidos, el aire huele a mar, a pescado, a verdor de monte de pinos, a viento helado del norte. Se come rico y en abundancia.





[1]  Meigahechicera cuyo cometido es megar, esto es, enmeigar, hacer el mal a personas y animales.  Bruxa que hace el bien y es capaz de deshacer los conjuros maléficos y el mal de ojos de las meigas.



EMPANADA GALLEGA DE PULPO





La empanada gallega se define como “comida idónea para viajantes, por ser una preparación ya tapada y permitiendo evitar el contacto del interior con el polvo de los caminos”,  además  se come con la mano.
Se conocen las empanadas en Galicia desde la época de los godos en el siglo VII donde se decretan normas para su elaboración. Las empanadas gallegas aparecen talladas en el siglo XII en el Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela.  Al principio fueron un pan duro vaciado de miga y relleno de guiso, luego la receta se fue sofisticando pero no demasiado.
            
INGREDIENTES:
Relleno:
Pulpo un kilo
Cebolla blanca tres grandes
Pimiento verde uno
Pimiento rojo uno
Tomate uno maduro
Ajo dos dientes
Pimenton dulce
Perejil fresco
Aceite de oliva virgen y sal

Masa:
Harina 000 600 grs.
Levadura 30 grs.
Sal dos cucharaditas
Aceite (el del freído del relleno)

Primero  hervir el pulpo en una olla, en bastante  agua a la que se añade una cebolla entera pelada, durante unos 20 minutos. Comprobar  que el pulpo esté en su punto,   dejar escurrir y enfriar durante un cuarto de hora más o menos,  desechar la cebolla. Cuando el pulpo está  frío trocearlo en rodajas pequeñas.
En  una sartén de buen tamaño  calentar el aceite de oliva virgen y freír las verduras comenzando por las cebollas cortadas en pluma, salar para que suelten el  líquido, luego de unos  minutos agregar los ajos laminados y los ajíes cortados brunoise,  revolviendo un par de minutos más. Añadir el pulpo troceado y bien escurrido, el pimentón dulce, un poco de perejil bien picado y cocinar hasta que queden tiernas las verduras y el pulpo bien hecho, revolviendo de vez en cuando. Dejar enfriar y separar el aceite.
Para la masa mezclar la harina con la sal, la levadura y unas diez cucharadas del aceite del freído frío. Amasar bien y esperar que leude. Separar en dos bollos y estirar uno sobre el fondo de un molde de tarta de borde alto, repartir el relleno y luego estirar el resto de masa para tapar. Pintar con huevo y hornear hasta que dore la masa.




lunes, 18 de junio de 2018

PAMPLONA: CORDERO AL CHILINDRON


PAMPLONA
-por Miguel Labiano-

"A las 4, el 6 de julio"
Pamplona gozando va
pasando calles y plazas
las Visperas a cantar
al glorioso San Fermin
patron de esta gran ciudad
que los pamplonicas aman
con cariño sin igual. ¡Riau-Riau!
María I. Hualde Redín




ESCUDO DE PAMPLONA: El león pasante coronado, que se halla sobre el campo azul,  significa que los reyes de Navarra se deben posesionar en la Catedral de Santa María de Pamplona




San Rafael, 3 de octubre

Querido primo:

Por el camino de Santiago arribamos a Pamplona cruzando la Puerta de Francia, un puente medieval de 1553. Cargados de emoción llegamos caminando y fue una alegría inolvidable  entrar por la nostalgia del casco viejo que tanto nos acerca a nuestros ancestros.

Recorriendo esas calles de piedras,  donde las voces amigables aparecen a distintas alturas y cuya música es envuelta por sus murallas, va uno con el corazón abierto, pasando por la Calle de la Estafeta donde parece que los toros todavía dejan un suspiro de suspenso, llegando  a la Plaza del Castillo donde la vista se ensancha con esa gran plaza protegida por plátanos podados de manera emparrada. Y ya se ve la peatonal Carlos III,  quizás la síntesis,   pues comienza a mezclarse la ciudad medieval con la moderna. Pamplona es también una ciudad moderna, quizás muy moderna,  pero en general se ve una arquitectura austera que representa bien a los navarros.

Ahora los recuerdos más añorables me llevan a  la  visita con mi familia en los San Fermines de 1966. Todas las mañanas de madrugada íbamos a los encierros, a mediodía mi papá almorzaba bacalao (si mal no recuerdo durante todos los días almorzó bacalao)  y mi madre tomaba un bíter antes del almuerzo, va… como si estuviéramos en la Estrella Española[1] con una picada que nos servía  con mucha sonrisa tu papa.

Nada puedo decirte de sus comidas que no se sepa pero los espárragos y las alcachofas son una exquisitez. Es zona de buena verdura por lo que merece atención la ensalada mixta con ese buen atún acompañada de jamón y quesos de la zona. También son muy apetecibles las costillas de cordero asadas con sarmiento (la última vez que las comí fue en casa de Manolo Larraya un taxista muy simpático que también conoció  a los tíos Viller y Alfredo) y tampoco me olvido del cordero al chilindrón que es especial.
Un abrazo
Miguel

CORDERO AL CHILINDRON




La cocina Navarra tiene elementos de la gastronomía vasca, al norte; la riojana y la aragonesa al sur, luego, por su tradición de camino pirenaico de la ruta jacobea (camino navarro), ha sido tanto lugar de tránsito como de influencia con Francia. Los ingredientes básicos son las carnes de ganadería de pastura, las variedades de caza (mayor y menor) y los productos vegetales procedentes de la producción hortifrutícola de regadío, algunos de ellos con denominación de origen (alcahuciles, espárragos, pimientos, etc). Los hongos son populares en los periodos otoñales y primaverales.  El cordero de Navarra posee la Indicación Geográfica que protege a los corderos procedentes de las razas Navarra y Lacha en pureza. De esta carne  se elaboran platos como el cochifrito navarro y los chilindrones (influencia de la cocina aragonesa)

INGREDIENTES 6 porciones
Carne de cordero 1kg.
Cebolla blanca 500 grs
Ajo a gusto
Pimiento choricero (o algún pimiento rojo disecado) 200 grs.
Vino blanco seco un vaso
Aceite de oliva – sal

MODO DE PREPARACION
Hidratar los pimientos. Cortar el cordero en cubos no muy grandes y parejos. Calentar en una cazuela el aceite y sellar el cordero. Agregar la cebolla cortada en gajos y los dientes de ajo en mitades (a gusto), cuando se trasparenta la cebolla agregar el vino. Tapar y cocinar unos diez minutos. Adicionar los pimientos previamente hidratados en tiras no muy chicas y terminar la cocción aproximadamente veinte minutos más, tapado, si es necesario se agrega agua o caldo. La salsa debe tomar una consistencia cremosa. Servir en cazuela o plato coronar con unos cubos de papas fritas o asadas y decorar con una ramita de orégano fresco.

BEBIDA SUGERIDA: Vino rosado garnacha





[1] Almacén y despacho de bebidas ubicado, hasta los años 60,  en la esquina de 12 y 58 de La Plata

viernes, 4 de mayo de 2018

BILBAO: PINTXO DE CHAMPIGNON, AJI Y JAMON




Bebes la noche húmeda, convulsa,
incierta y vacilante,
libre;
bogando en sueños como mares sueñas,
ausente ya de barcos, eres bancos, catedrales
o puentes o museos o algas de tu nombre
Acrostico de Julio G. Alonso



ESCUDO DE BILBAO: Los dos lobos derivan de la heráldica de la casa de Haro, por  Diego López V de Haro fundador de la villa de Bilbao. La Iglesia es la de San Antón con el Puente de Dos Arcos sobre el río Nervión


Vitral de la Estacion de Trenes Abando Indalecio Prieto

Hospedarse en un pequeño hotel, frente a la Estación de Trenes,  que poseía  una biblioteca de más de mil libros a disposición de los clientes habla bien de la ciudad. Varias veces he puesto atención   sobre las primeras impresiones y este es un buen ejemplo, mientras mi mujer arreglaba los papeles y la documentación del ingreso yo me distraje hojeando un libro magníficamente ilustrado sobre la historia del pueblo vasco, confortablemente recostado en un sillón frente a los repletos estantes de la biblioteca del lobby que estaba ambientado como un muy hogareño living. A partir de ese momento las puertas de Bilbao se abrieron a mis sentidos.

Bilbao, donde nunca he vivido, es un bocho, un agujero entre montañas, cantado y contado por Unamuno, Aresti, Blas De Otero y tantos otros. Ahora cumple 700 años. Tiene achaques, pero está bien de salud. Y, además tiene metro, muy moderno, muy nuevo y muy limpio. Demasiado nuevo y limpio para merecer el nombre de metro  tal como lo  entiende un londinense o un parisino. La ciudad es atravesada cada segundo por su río o ría, el Nervión, Ibaizabal en euskera, es decir ‘río ancho’. Mejor que Ibaizabal yo le llamaría Ibaiziquin ‘río sucio’, porque a su paso los peces no nos dicen «agur» ni, por aquello del museo, «good-bve». Los muertos aún no han aprendido a hablar. Heriotzat ezpaitaki mintzareraik (‘Porque la muerte no es políglota’), podríamos decir parafraseando a Gabriel Aresti. En una de las márgenes de la ciudad se ha construido el ya aludido Museo Guggenheim, en palabras de Ion Juaristi “edificio de la postmodernidad faraónica”, “opera muda de bastante más de tres perras gordas, una ópera de la postmodernidad es decir del triunfo del vacío sobre la palabra, de la superación de todo sentido”.
El origen de Bilbao, aunque no lo parezca no se encuentra en la obra firmada por Frank O. Gehry sino en el Casco Viejo, también conocido como “Siete calles” al que se fueron anexionando anteiglesias de origen medieval y controladas por jauntxos o notables rurales: Begoña, Abando, Deusto, etc. [1]

Este texto encierra otra característica de la ciudad: el carácter vasco, que lo tiñe todo y con el que a veces uno choca y otras tantas camina por la misma cornisa pero que nunca se  puede permanecer en la indiferencia.
No es el vasco hombre de dos caras; pero sí de anverso y reverso; hombre que vive rodeado de “peros”. Amante de su país, pero… ; moral en sus costumbres, pero... ; de espíritu religioso, pero... Todo vasco es su propia excepción, y las excepciones de los vascos son las que tienen un sello más racial, sobresaliendo como nota común característica de nuestro pueblo, un espíritu dinámico, rebelde y universalista[2]

PINTXO DE CHAMPIGNON, AJI Y JAMÓN



Es motivo de debate el origen de los pintxos –pinchos- y de si son o no simples copias de la tapas que se sirven en gran parte de los bares del centro-sur de España. Hay también quien piensa erróneamente que pintxo significa tapa en Euskera y que ambos términos se pueden utilizar indistintamente para referirse a lo mismo. Si bien ambos comparten muchas similitudes, se considera a la tapa como una ración más pequeña de una comida más que una receta en sí. El pintxo, por el contrario, podría describirse como un pariente de la tapa, más reciente, elaborado y singular. El pintxo es frecuentemente considerado el emblema culinario del País Vasco y, en especial, de la zona de Donostia. Su nacimiento se produjo más tarde que el de la tapa, allá por los años 30, supuestamente en el local La Espiga, situado muy cerca de la Playa de la Concha (Donosita/San Sebastián),  aunque no hay datos certeros sobre este hecho. Se dice que  este establecimiento acrecentó su clientela,  compuesta habitualmente por los habituales paisanos, sumando a las personas de la aristocracia que veraneaban en la ciudad costera ofreciendo variados y suculentos bocadillos, ensartados en un palillo (de ahí el nombre) a precios razonablemente asequibles y disponiéndolos en el mostrador para tentar a los que pasaban cerca del local. Fueron los clientes los que difundieron el nombre de La Espiga y el de sus excelencias gastronómicas, lo que hizo que otros bares y locales de la ciudad adaptaran el mismo modelo. Se dice que así nació el pintxo. Tradicionalmente, se componía de una rebanada de pan sobre la que se colocaba alguna combinación sencilla de ingredientes. Actualmente esta pequeña ración de comida se ha sofisticado por la inventiva y la imaginación de los cocineros que combinan productos y cocciones en pequeñas porciones y manteniendo el precio muy razonable. Persisten algunos básicos y clásicos como las anchoas  con aceitunas, las Gildas, el pintxo más famoso de Bilbao y que consiste en atravesar con un escarbadientes dos aceitunas sin carozo una anchoa enrollada y una piparra (pequeño ají verde típico de la zona). Aquí he elegido otra delicia que requiere más elaboración, el pincho de champignon, ají y jamón.

INGREDIENTES ocho porciones

Champignon Portobello ocho
Aji morrón verde una mitad
Cebolla blanca una mitad
Jamón crudo cuatro fetas
Fécula de maiz una cucharadita
Aceite de oliva
Pan tipo mignon ocho rodajas

MODO DE PREPARACION:

Elegir los champiñones de unos cinco centímetros de diámetro y todos parejos, retirar los tallos. Cortar las rodajas de pan de un tamaño armónico que abarque el diámetro del champignon. Cortar el jamón en pedacitos no muy chicos. Cortar el ají y la cebolla en cuadrados pequeños. Freír el ají y la cebolla, cuando se trasparentan agregar los tallos del champignon picados y el jamón. Revolver y cocinar un par de minutos, espesando con un poco de fécula disuelta en agua. Reservar. Freír los champiñones hasta que se doren ligeramente de ambos lados. Para armar el pincho colocar el champignon con la concavidad hacia arriba y rellenar con la preparación de verduras y jamón, terminar con unos pedacitos de jamón por encima y atravesar con un escarbadientes.


[1] Fragmento de “Bilbao en la literatura vasca” Carlos Cid Abasolo 2002

[2] Extracto de la conferencia que dio en 1946 don Manuel de la Sota en el Instituto Gernika de San Juan de Luz, acerca de “El carácter vasco”

martes, 27 de febrero de 2018

HONDARRIBIA: MERLUZA A LA KOSKERA


Como en el cielo en la tierra
En la montaña y la mar,
Fuenterrabía soñada
Tu campana oigo sonar.
D. Miguel de Unamuno




ESCUDO DE HONDARRIBIA: Después del sitio de 1638 comenzó a ponerse por cimera la efigie de la Virgen de Guadalupe, patrona de la ciudad, se le atribuye la liberación de la plaza, un 7 de setiembre, víspera de su festividad.




Mirando hacia la desembocadura del río Badasoa, desde lo alto, con la vista en el horizonte que es Francia, aspiré profundamente con el solo objeto de atrapar todo el aire y toda la dicha que me produjo el estar ahí.  Hondarribia (Fuenterrabía) tiene todos los elementos necesarios para seducir al viajero: puerto, playa, un casco antiguo repleto de historia y unas colinas verdes en donde da gusto perderse en algún sendero. Nos hospedamos en una casa residencia atendida por su dueño, un muchacho de unos treinta años que resumía el carácter de la gente de allí: trabajador incansable, sonrisa permanente, conversador amable. No deberían preguntarse si hay que conocer Hondarribia, lo correcto es preguntarse cuando.

Entré y me instalé. Tenía la intención de pasar tan solo unos días y permanecí en ella varias semanas para dejarla con pesar. Como compañero de viaje venía un pintor de talento, que me acompañaba algo por complacencia, burlándose de mi amor por un burgo desconocido, y al cabo de un mes compartía mi pasión por todo el país vasco y por Fuenterrabía en particular. ¿Pero cuál es el encanto tan cautivador de esta villa? Basta un instante para sentirlo con todo su poder. Entrad en Fuenterrabía por la puerta principal y subid lentamente por la calle Mayor, o gran calle, que conduce a la iglesia y al palacio. Este solo paseo revela a los ojos todo un mundo viviente, animado, que nuestra imaginación había entrevisto sin poder revestirlo de los colores verdaderos y brillantes de la realidad. Es un efecto parecido al que produce la vista de los palacios señoriales al entrar por primera vez en Florencia: todo el siglo decimosexto italiano toma de pronto vida desconocida y sale, por decirlo así, de entre las sombras grisáceas en que la abstracción y la lectura de los libros mudos la habían dejado, para ingresar en una luz radiante. Del mismo modo, en las callejas admirables de Fuenterrabía, bajo sus balcones de mil arabescos sabios, a la sombra de esas casas esculpidas, ennegrecidas por los siglos, tras sus ventanas enrejadas de celosías complicadas, creemos ver súbitamente reaparecer una muchedumbre de figuras  admirables que la poesía ha consagrado para siempre y que el tiempo se ha llevado también para siempre. He aquí el encanto de Fuenterrabía y he aquí lo que tan solo se puede dar en esas pequeñas villas del norte de España.
Los que deseen conocer la vida española contemporánea en su jovialidad bulliciosa y rozagante, vayan a Sevilla la Linda; quienes se complazcan en contemplar los sepulcros blanqueados, acudan a Córdoba; los adoradores del Profeta y de los califas, diríjanse a Granada; los políticos, véanse en Madrid; pero prohíbo el viaje de la península sin una parada en Fuenterrabía a los poetas, a los artistas, a los pintores que quieran penetrar en el corazón de la España antigua. [1]


MERLUZA A LA KOSKERA





Cuando se dice Merluza a la vasca, a la Donostiarra o a la koskera se habla de un mismo plato. Se señala que la receta fue creada en  1723 por Plácida de Larrea, bilbaína de nacimiento: "Se trata de un guiso de merluza en una salsa verde con abundantes perejiles, adornada con espárragos que le fueron enviados de Tudela, chirlas y una docena de gordos cangrejos". La merluza debía servirse guisada en cazuela de barro y ser pescada en la zona. Con el tiempo los cangrejos y chirlas se sustituyeron por almejas. El término Koskera viene de koskeros que es como se les llama a los Donosti (habitantes de Donostia/San Sebastián)

INGREDIENTES dos personas

Merluza dos postas
Almejas 100 grs. (si son con valvas calcular una docena)
Huevos dos
Espárrago blanco seis
Arvejas (frescas o congeladas) una taza
Perejil
Vino blanco un vaso (se usa el Txacoli -o Chacolí-  o alguno de tono cítrico y baja graduación)
Caldo de los espárragos y/o de las almejas una taza
Aceite de oliva y sal
MODO DE PREPARACION

Previamente hervir los huevos diez minutos,  cortar el tallo duro de los espárragos y blanquearlos. Si se utilizan almejas en sus valvas precocerlas en una sartén con un poco de aceite y que suelten el jugo.
En una cazuela calentar el aceite, enharinar las postas y freírlas de ambos lados. Agregar el vino y las almejas. Cocinar unos dos minutos. Agregar los espárragos, las arvejas y los huevos cortados en gajos. Rectificar la sal. Cocinar unos cuatro minutos más y terminar con el perejil picado. Si es necesario un poco de líquido agregar el caldo. Conviene menear la cazuela para que los líquidos se emulsionen.

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BEBIDA SUGERIDA: Vino blanco Chacolí (Txacoli) o Chenín Blanc




[1] Fragmento de “Fontarabie" [Hondarribia] de M. E. Doussault 1875


viernes, 23 de febrero de 2018

BERMEO: BACALAO AL PIL PIL


Mira a  Bermeo cercado de maleza,
cabeza de Vizcaya, y sobre el puerto
Los anchos muros del solar de Ercilla,
Solar antes fundado que la villa.
Alonso Ercilla y Zuñiga



ESCUDO DE BERMEO: Los lobos, la cabeza barbada, la ballenera, la ballena, etc. recogen de forma emblemática circunstancias de la historia de Bermeo, como son su fundación, el título de Cabeza de Vizcaya y su ancestral vínculo con la pesca



El casco antiguo de Bermeo se ubica a una altura considerable del mar, en uno de los balcones, el que apunta a la línea de la escollera y la isla Izaro, desde el que se domina la entrada al puerto, han colocado un conjunto de estatuas. Representan a un viejo que está señalando un punto en el mar, parece hablar sin perder de vista ese punto, detrás de él una niña de unos diez años mira el mar y se lleva una mano al corazón; más atrás una mujer joven sostiene una criatura en sus brazos, no mira al mar (o no quiere,  me imagino); la última figura es una mujer mayor, la única que está sentada, su rostro denota preocupación, se lleva la mano a la mejilla, casi cubriendo los labios (yo vi ese gesto muchas veces, era muy típico de mi abuela Luisa, oriunda de Navarra, cuando una preocupación la asaltaba se quedaba estática y se llevaba la mano así como quien quiere decir algo y se contiene)
Este es el Monumento a los Pescadores pero ¿dónde está el pescador? Esa figura es el ausente, es el que no llega y los que lo esperan reaccionan cada uno con su carga. El viejo que parece decir: -¡Allá mujer… lo he visto!, sólo la niña conciente. La mujer atrás se sumerge en la resignación y la anciana, como mi abuela, tapa su angustia con ese gesto de la mano.
Este es uno de los monumentos más sobrecogedores que he visto y es digno de este pueblo que ha vivido del mar y para el mar y que conoce de esperas y de tragedias.

Las primeras noticias oficiales que se tienen de los efectos desastrosos de la galerna [1] de 1912 aparecen en los rotativos el día después del desastre, el 14 de agosto. Con titulares tan descriptivos como “Tragedia de los pescadores de Bermeo”, “La lucha con el mar”, “Vidas y embarcaciones inmoladas”, “Escenas de desesperación y locura” y ”Otra vez la galerna maldita ha inmolado la sangre de los pobres pescadores de Bermeo”. […]No solo la prensa vizcaína y guipuzcoana, sino también la de otras latitudes, informaba sobre el luctuoso hecho en unos momentos en los que todo era confusión. Se tenían noticias por las autoridades locales de que había más de 20 muertos por la galerna y nada se sabía de 160 hombres. Y lo más sangrante era la denuncia de periódicos como El Liberal en su edición de Bilbao que acusaba abiertamente de la desgracia al egoísmo e insensatez de unos cargos políticos que abandonaban la solidaridad para satisfacer su orgullo, rencillas y feudalismo. […] En Bermeo, la primera inquietud por la suerte que podían haber corrido las tripulaciones comenzó a primeras horas de la mañana del día 13. Fueron las mujeres las que dieron las primeras voces de alarma y rápidamente se propagaron por todo el pueblo. No se sabe con certeza, pero alguna referencia oficial llegó sobre la catástrofe lo que produjo una honda emoción, seguida de lloros y griterío por parte de las familias de los pescadores. […] Trascurridas dos horas desde la llegada de las primeras embarcaciones en arribada forzosa todavía faltaban 24 lanchas boniteras matriculadas en Bermeo y el temporal arreciaba. Nadie daba noticia alguna y la alarma se agudizó. Hay que añadir que estaba oscureciendo y que no había modo de enviar socorro alguno, con la consiguiente aflicción y desesperación de los familiares de aquellos tripulantes que todavía no habían regresado. [2]

BACALAO AL PIL PIL



Este plato tradicional de la cocina vasca resulta de la cocción del bacalao,  según la técnica del confitado, al cuajarse los jugos del pescado y mezclarse con el aceite. Se cuenta que la emulsión que se produce, resultado del movimiento de la cazuela durante la cocción,  se originó en la cocina de los barcos y como consecuencia del movimiento y oscilación de las naves en el mar. El nombre es onomatopéyico y viene del sonido producido durante la cocción, al estallar (pil) alguna de las burbujas de albúmina que suelta el pescado. Se usa bacalao fresco que es común en esa región pero también puede utilizarse el de  salazón al que se deberá previamente hidratar y desalar. El truco para ligar el aceite que se describe fue descrito por Karlos Argiñano. La forma tradicional de emulsionar los líquidos es meneando la cazuela, se dice  que “88 veces formando un 8”.

INGREDIENTES para dos personas
Tacos de bacalao (porciones) dos
Aceite de oliva
Ajo tres dientes
Chile rojo uno

MODO DE PREPARACIÓN
Calentar en la sartén una buena cantidad de aceite de oliva (de la cantidad de aceite depende la cantidad de salsa) sin que tome mucha temperatura, pochar el ajo y el chile unos minutos. Retirarlos y colocar las piezas de bacalao con la piel para abajo (recordar que si se usa bacalao en salazón debe previamente desalarse), cocinar sin que el aceite levante mucha temperatura unos tres o cuatro minutos por lado. Truco para el emulsionado: retirar el bacalao y dejar que enfríe un poco el aceite, cuando esté templado proceder a batir el líquido con un colador de alambre unos quince segundos hasta que se forme la emulsión. Reponer las postas y volver a calentar. Para servir cortar el chile a lo largo y  retirar las semillas. Servir la pieza de pescado en el centro del plato,  verter la emulsión, y decorar con el chile.

BEBIDA SUGERIDA: Vino blanco Riesling




[1] Temporal borrascoso, súbito,  con ráfagas de viento y lluvia que agita peligrosamente las aguas de la costa cantábrica.
[2] Fragmento de “La galerna de 1912: tragedia y solidaridad en el ámbito pesquero vasco”, artículo de Olga Macías