lunes, 13 de noviembre de 2017

TOLEDO: CARCAMUSA

Siempre llevé conmigo las callejas, los rumores del río,
los gastados oros de los ladrillos aljamiados,
los mágicos rincones de perplejas urdimbres
y esta mística maraña de blasones, de espadas y de piedras
que ennoblecen los hielos y las hiedras de Castilla
J.         M.  Gómez Gómez


ESCUDO DE TOLEDO: En el reinado de Carlos I de España se añade el elemento diferenciador del rey sentado  en recuerdo de las primitivas armas toledanas. Más tarde por motivos de simetría se colocaron dos.


Catedral de Toledo


No es noticia contar que me perdí en Toledo,  pero ese extravío, lejos de suponer una angustia, se manifestó como un hecho placentero. A pocos metros de la calle principal y de la Catedral  (que merece un aparte)  las callejuelas se ofrecían magníficamente desiertas; recuerdo que caminamos bajo el sol, subimos y bajamos escaleras, traspusimos arcos y portales, todo por un buen rato,  para llegar exactamente al sitio de partida. Perderse en Toledo produce una embriaguez dócil muy parecida al enamoramiento. Dos imágenes quedaron indelebles en mi memoria, la partida,  con la vista del Alcázar imponente en lo alto y el descubrimiento de la catedral aprisionada por los edificios, como bien se describe aquí:

Comenzaba a amanecer cuando Gabriel Luna llegó ante la catedral. En las estrechas calles toledanas todavía era de noche. La azul claridad del alba, que apenas lograba deslizarse entre los aleros de los tejados, se esparcía con mayor libertad en la plazuela del Ayuntamiento, sacando de la penumbra la vulgar fachada del palacio del arzobispo y las dos torres encaperuzadas de pizarra negra de la casa municipal, sombría construcción de la época de Carlos V.
Gabriel paseó largo rato por la desierta plazuela, subiéndose hasta las cejas el embozo de la capa, mientras tosía con estremecimientos dolorosos. Sin dejar de andar para desprenderse del frío, contemplaba la gran puerta llamada del Perdón, la única fachada de la iglesia que ofrece un aspecto monumental. Recordaba otras catedrales famosas, aisladas, en lugar preeminente, presentando libres todos sus costados, con el orgullo de su belleza y las comparaba con la de Toledo, la iglesia madre española, ahogada por el oleaje de apretados edificios que la rodean y parecen caer sobre sus flancos, adhiriéndose a ellos, sin dejarle mostrar sus galas exteriores mas que en el reducido espacio de la callejuelas que la oprimen. Gabriel conocía su hermosura interior, pensaba en las viviendas engañosas de los pueblos orientales, sórdidas y miserables por fuera, cubiertas de alabastros y filigranas por dentro. No en balde habían vivido en Toledo judíos y moros por siglos. Su aversión a las untuosidades exteriores parecía haber inspirado la obra de la catedral ahogada por el caserío que se empujaba y arremolinaba en torno a ella como si buscase sombra. La plazuela del Ayuntamiento era el único desgarrón que permitía al cristiano monumento respirar su grandeza. En este pequeño espacio de cielo libre mostraba a la luz del alma los tres arcos ojivales de su fachada principal y la torre de las campanas, de enorme robustez y salientes aristas, rematada por la montera del alcuzón, especie de tiara negra con tres coronas, que se perdía en el crepúsculo invernal nebuloso y plomizo. [1]

[1] Fragmento de “La Catedral” de Vicente Blasco Ibáñez 1909

CARCAMUSA


Bar Ludeña


Plato típico de la gastronomía toledana, se trata de un guiso de carne de cerdo magra  con verduras, embutidos y acompañado con papas asadas o fritas. El origen de su nombre es bastante simpático: el Bar Ludeña de Toledo, propiedad de José Ludeña y ubicado en la Plaza de la Magdalena a mediados del siglo XX era frecuentado por clientes masculinos de cierta edad a quienes apodaban los carcas; al mismo tiempo,  y quizá como consecuencia,  acudían jóvenes señoritas a quienes los señores consideraban sus musas. Al parecer el guiso de don José era gustosamente consumido por ambos grupos por lo que se lo denominó Guiso de carcas y musas.
Se lo sirve en cazuelas y cuando se lo hace en las más pequeñas se lo considera una tapa.

INGREDIENTES cuatro personas
Solomillo de Cerdo 500 grs.
Chorizo colorado uno
Jamón cocido cortado en cubitos 100 grs.
Puerros dos plantas
Ajo a gusto
Arvejas una taza
Vino blanco un vaso
Caldo de carne 200 ml.
Pimentón dulce
Aceite de oliva

MODO DE PREPARACION
En una olla o cazuela calentar el aceite, sellar la carne de cerdo cortada en cubos tipo bocado. Retirar el cerdo y agregar el puerro cortado en rodajas finas, dejar hasta trasparentar. Agregar los cubos de jamón y las rodajas de chorizo colorado. Sumar el cerdo sellado.  Verter el vino y dejar que se evapore el alcohol. Condimentar con el pimentón y agregar el caldo. Corregir la sal y cocinar unos quince minutos. Agregar la taza de arvejas y dejar al fuego cinco minutos más. Servir en cazuela coronada por unas papas en cubos fritas o asadas al horno.

BEBIDA SUGERIDA: Vino tinto Merlot






lunes, 6 de noviembre de 2017

MADRID: COCIDO MADRILEÑO

MADRID

Dosel de reyes, de sus hijos cuna
ha sido y es; zodíaco luciente
de la beldad, teatro de fortuna.
(Góngora)


ESCUDO DE MADRID: Cuenta la leyenda que se eligió un oso como emblema en homenaje a un oso pardo que el rey Alfonso XI cazó en uno de los montes cercanos a la capital.



La Gran Via
Confieso que fui siguiendo los pasos de Joaquín Sabina, eso de ir “cada domingo, a su puesto del Rastro a comprarle carricoches de miga de pan, soldaditos de lata” y me encontré en una ciudad amigable y cercana, donde podía moverme con soltura y no por conocida, tampoco creo que haya influido tanto el idioma común; se trató de una cuestión de ubicación, de ponerme en el lugar de esos amigos que habían sentido como propio ese espacio, que se habían aquerenciado y adoptado mutuamente. Madrid se desplegó luminosa a mi vista, de matiz galdosiana, por esa cuestión de Benito Perez Galdós de “adentrarse en el alma española y el espíritu madrileño”,  como entendí mas tarde:
Dejándose llevar de sus propios pasos, se encontró sin saber cómo en el centro de la Puerta del Sol. Inconscientemente se sentó en  el brocal de la fuente y estuvo mirando los espumarajos del agua. Un individuo de Orden Público la miró con aire suspicaz; pero ella no hizo caso y continuó allí largo rato, viendo pasar tranvías y coches en derredor suyo como si estuviera en el eje de un Tío Vivo. El frío y la impresión de humedad la obligaron a ausentarse y se alejó envolviéndose bien en su mantón y tapándose la boca. Casi no se le veían más que los ojos, y como estos eran tan bonitos, muchos se le ponían al lado y le pedían permiso para acompañar la, diciéndole mil cuchufletas. […] Un individuo de los que la siguieron se aventuró a detenerla en toda regla, llamándola por su nombre.
-¡Pero qué tapadita va usted!... Fortunata-
Detúvose ella ante el que esto dijo. Pensando en quién podría ser, estuvo un ratito como lela mirando a la persona que enfrente tenía.
-Yo quiero conocer esta cara -se dijo- ¡Ah!, es D. Evaristo-
-Hija, muy distraidita va usted...
-Voy a mi casa.
-¡Por aquí! -exclamó Feijoo con asombro- Pues el camino que lleva usted es el del Teatro Real
-Es que... -replicó ella mirando las casas- me había equivocado... No sé lo que me pasa...
-Vamos por aquí; la acompañaré a usted -dijo D. Evaristo con bondad-. Capellanes, Rompelanzas, Olivo, Ballesta, San Onofre, Hortaleza, Arco…
-Ese es el camino; pero no dude usted lo que le digo...
-¿Qué?, hija mía.
-Que yo soy honrada, que siempre lo he sido […]
¿Honrada? ¿Cómo he de dudar eso, hija mía?, pues no faltaba más. Lo que dudo es que usted tenga buena salud. Está usted fatigada, y me parece que debemos tomar un coche... ¡Eh! cochero... [1]

 [1] Fragmento de “Fortunata y Jacinta” de Benito Perez Galdos  1887


COCIDO MADRILEÑO



-Siempre que veo comer a los albañiles
su cocidito ¡me da una envidia! -
(Revista Blanco y Negro mayo 1909)


Plato tradicional de la gastronomía madrileña, se trata de un guiso cuyo ingrediente principal es el garbanzo al que se adicionan verduras, carnes, panceta o algún embutido, algo similar al puchero argentino. De origen muy humilde se fue modelando con las generaciones, la identificación con Madrid se consolidó en un periodo que va desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, durante ese lapso el plato fue aceptado por la clase burguesa española y por la Corte, comenzando a aparecer en los menús de los restaurantes y no solo en  tabernas y posadas. No tiene una receta única ya que los ingredientes secundarios son variables, respecto al garbanzo su uso  es muy antiguo,  fue introducido en España en la época de Cartago y posteriormente utilizado en los cocidos sefarditas de la edad medieval.


INGREDIENTES seis porciones

Garbanzos secos 500 grs.
Pollo un cuarto superior
Falda de ternera 400 grs.
Pecho de cerdo 400 grs.
Panceta 300 grs.
Chorizo dos
Morcilla (opcional) una
Puerro tres plantas
Repollo una mitad
Zanahorias tres medianas
Papas seis medianas


MODO DE PREPARACION
Poner los garbanzos en remojo la noche anterior. Bien hidratados retirar la mayor cantidad de la piel. Hervir en agua y sal una hora aproximadamente. En otra olla hervir las verduras y en una tercera las carnes. Todo lleva una entre una hora y hora y media. Servir el caldo de la verdura, mezclado con un poco del caldo de las carnes en una cazuela. En una bandeja las carnes cortadas y los garbanzos separados. En otra bandeja las verduras también cortadas. Para acompañar colocar una cazuelita con una salsa de pulpa de tomate (con ajo, comino y aceite de oliva, machacados en mortero) o simplemente una aceitera con oliva. La forma tradicional de servirlo es por pasos (llamados vuelcos) en el siguiente orden: Primer vuelco - El caldo o sopa   Segundo vuelco - los garbanzos  y la verdura acompañada del condimento de tomate.   Tercer vuelco - las viandas de carne.

BEBIDA SUGERIDA: Vino tinto Malbec





LAS REGLAS DEL JUEGO 2da PARTE -ESPAÑA-

PROLOGO

El viaje hace con la vida cotidiana lo mismo que los buenos novelistas: la enmarca como un cuadro o la engasta como una gema, para que sus cualidades intrínsecas queden más a la vista. El viaje hace esto con todos los elementos que componen la cotidianidad, dándoles el contorno definido y el significado del arte.
Freya Stark - Riding to the Tigris (1959)



LAS REGLAS DEL JUEGO

1.       Las recetas que se incluyen están íntimamente relacionadas al lugar que se trata. O son originarias de este o se han incorporado como parte de su cultura.
2.       Los sitios que incluyo son las ciudades de España en las que he estado, aclarando por esto que he dormido allí por lo menos una noche, salvo los capítulos de Pamplona y Bueu
3.       En los comentarios  sobre las ciudades se transcriben textos que pudieran estar afectados por Derecho de Autor. Considero que, al no tener este proyecto un fin comercial o de lucro, no he infringido ninguna norma, salvo alguien que pueda sentirse ofendido por la inclusión. Pido disculpas por ello.
4.       Las ciudades están agrupadas de acuerdo al orden en que las conocí, pueden o no tener un criterio zonal y sólo respetan la dinámica de los viajes.

5.       España se agrupa en un proyecto aparte por varias razones: la cantidad de lugares que visité, la cercanía cultural con ellos y porque amigos se sumaron al trabajo y quisieron formar parte de él. De ahí la división de:  “Aquí, allí y en todas partes” (de la canción de The Beatles:  “Here, there and everywhere”) y “Aquí y allí en España –con una pequeña ayuda de mis amigos- “  (por otra canción de The Beatles: “With a little help from my friends”). Los que “rompieron las reglas” están en el capítulo de Pamplona: Miguel Labiano y de Bueu: Patricia De Carolis, a ellos mi agradecimiento y la alegría de haber compartido esta travesura.