Valencia es aquella esmeralda
per a on camina un riu de perles.
Es una novia la bellea de la qual
Deu li ha donat per a despres
concedir-li la joventut eterna
per a on camina un riu de perles.
Es una novia la bellea de la qual
Deu li ha donat per a despres
concedir-li la joventut eterna
Al-Russafi
ESCUDO DE VALENCIA:
Las "L" a cada lado del escudo, simbolizan el título de "dos
veces leal", otorgado por Pedro el Ceremonioso a la ciudad por los dos
asedios que sufrió en la guerra con Castilla
Mercado de Valencia
Caminando por el Turia, que no es otra
cosa que el lecho de un río transformado en un enorme parque, después de una
trágica inundación en 1957 y producto de un reclamo ciudadano, me asaltó la
idea que yo podría muy bien vivir en Valencia. Me imaginé yendo y viniendo al
trabajo en el Metro, escuchando parlotear en valenciano como quien escucha un
salmo, comprando mariscos y verduras en el Mercado o a buscando caracoles en la Albufera “cuando me diera
en ganas”. Esa es la sensación que me llevé de la ciudad: amigable y habitable,
de amplios espacios y cielos brillantes.
Había
varios estratos de olores en la calle del Salvador, olía a tahona, a droguería,
a moho en los muros de la iglesia de los Trinitarios, a carbonería, a vaho de
medicamento que salía de una farmacia, a salazones, y a través de ellos iba
cada mañana camino de la facultad hasta la calle de la Nave con los libros de texto
bajo el brazo. Todos los olores del itinerario cambiaban de matiz a lo largo
del año. Tenían variaciones muy sutiles hasta que todo se convertía en una
amalgama podrida cuando llegaba el calor. Solía ir cantando entre dientes y
veía al panadero, al dinosaurio del Almudín, a los canónigos de la catedral, al
autobús de Iberia que llevaba pasajeros al aeropuerto de Manises, al dragón del
Patriarca y según la moda del momento cambiaba de melodías, unas veces cantaba
a Machín, mira que eres linda, a Lorencito González, la niña de Puerto Rico por
quien suspira, a Jorge Sepúlveda, mirando al mar soñé, a Bonet San Pedro, carpintero,
carpintero, pero yo era un moderno y comenzaba a imitar a Renato Carossone, la
donna rica, y Maruzzella, y también las canciones de Charles Trenet. Rodaba el tiempo por el puente de la Trinidad […] Por esa época
se establecía una batalla campal en la facultad de Derecho para adelantar las
vacaciones de Navidad. Unos días antes del 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada , algunos
grupos comenzaban a tirar tomates y paquetes de talco a los catedráticos que se
negaban a cerrar las clases. Era el rito del solsticio de invierno. La política
estaba prohibida. A Valencia apenas llegaban noticias de las luchas
estudiantiles que en ese momento libraban en Madrid los universitarios más
concienciados. En la revuelta de 1956 en Valencia no se movió nadie. Desde
Madrid mandaron una gallina viva certificada por correo para demostrar que
éramos unos cobardes y eso se comentaba en el bar Los Canarios sin demasiado
interés mientras todo el mundo tomaba bocadillos de atún. […] Por otra parte yo
tenía buen corazón. Toda la revolución social a la que aspiraba se resumía en
el placer de ayudar a un ciego a cruzar la calle, a dar limosna a cualquier
pobre que me la pidiera, a desear que hubiera justicia para todo el mundo sin
saber cómo lograrlo más allá de la natural ternura.[1]
[1] Fragmento de “Un Tranvía a la Malvarrosa ” de Manuel Vicent 1997
PAELLA VALENCIANA
Azulejos: cuisinant une Paella dans la Albufera
La denominación de paella se
refiere al recipiente en que se la prepara.
La palabra paella en valenciano significa sartén, del latín patella, llegó a Valencia, del francés, a finales del siglo XVI. La palabra paella se convirtió en sinónimo
en español de «arroz valenciano» o «arroz a la valenciana» a partir de 1900. De origen humilde este plato consiste en un
arroz cocido en una sartén de fondo redondeado con asas, tradicionalmente al
fuego de leña, con el agregado de diversos ingredientes que varían con la región o tipo, que hacen que
esta comida no tenga una única receta y resulte de gustos muy variados. La
Consejería
de Agricultura del gobierno valenciano ha elaborado, en conjunto con el Consejo Regulador de la Denominación de
Origen Arroz de Valencia, un registro de ingredientes que tiene que llevar una
paella que quiera comercializarse bajo el nombre de Paella Valenciana.
Los diez ingredientes básicos son pollo, conejo, ferraura (chaucha
verde), garrofón (poroto
pallar), tomate, arroz, aceite de oliva, agua, azafrán
y sal. Además se
admiten ingredientes como ajo, alcaucil, pato, pimentón, caracoles y romero, variantes que también son aceptadas dentro de la
denominación de auténtica paella
valenciana. La versión tradicional es pues un plato de campo y no de mar. Para
realizar la receta típica en nuestro país se puede utilizar la chaucha tipo “Balina
de rama” y los porotos “pallares tipo peruano”, que son grandes y chatos.
INGREDIENTES para seis a ocho personas,
se requiere una paella (sartén) de unos 34/36 cm
Arroz tipo Bomba 700 grs.
Pollo uno
Conejo uno
Chauchas verdes 300 grs.
Poroto pallar 200 grs.
Tomate cubeteado una lata
Aceite de Oliva
Azafrán o sazonador para paella
Una rama de romero fresco para perfumar
MODO DE PREPARACION:
La noche anterior remojar los porotos
en agua. Primera parte, el freído:
calentar el aceite y agregar el pollo cortado en ocho a diez pedazos, el conejo
cortado en ocho, las chauchas cortadas en trozos de cinco centímetros de largo
aproximadamente. Ir dando vuelta las piezas para que se cocinen parejos, cuando
comienzan a dorarse agregar la sal y el tomate cubeteado, cocinar un par de
minutos. Segunda parte, el guisado:
agregar el agua caliente, el cálculo aproximado es tres partes de agua por una
de arroz. Se debe cocinar unos diez minutos. Agregar el azafran o condimento
para paella y el arroz y cocinar unos veinte minutos. Dejar reposar antes de
servir tapado con papel de aluminio para que no pierda temperatura y se
concentren los líquidos que quedan, el arroz de debe quedar seco y suelto.
Algunas particularidades: la paella,
como toda comida tradicional tiene mil secretos y modos, he aquí algunos: el
arroz es el Valenciano, habitualmente se usa el Bomba, las otras variantes son Carnaroli o Arborio o
alguna variedad de grano corto. El azafrán ideal es en hebras conviene tostarlo
ligeramente, envuelto en papel de aluminio acercándolo al calor cuidando que no
se queme, se diluye en agua caliente previo a incorporarlo. Debido al alto
costo del azafrán no es un pecado utilizar algún sazonador preparado, los hay
de muy buena calidad. Es muy frecuente que se forme una costra de arroz quemado
en el fondo, se llama socarraet y, en
su medida justa, es apreciada. El arroz se coloca en caballete, en diagonal, y luego se esparce por toda la sartén, a
partir de ese momento no hay que removerlo más. Conviene dejar agua siempre
caliente para agregar en caso necesario.
BEBIDA SUGERIDA: Vino blanco Semillón
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